viernes, 20 de junio de 2014

Su dimensión

(Cabezas altas... siempre)

Estampados sin instrucciones a esa recta empinada, donde nadie nos  avisó de lo alto o lo bajo que podíamos caminar, malabarismos en cables poco tensos.
Insatisfacciones acumuladas. Días de todo, semanas de poco. Noches de encuentro donde las conversaciones giraban en torno a un momento único de conexión, llegando a los mismos estados, a los mismos sentimientos. Al punto de inflexión donde muchos nos  hallábamos buscando cómo salir de esa recta sin torcernos demasiado.
Sobrevivir a un país impuesto que nadie había elegido, sólo esos pocos que parecían estaban en otra dimensión, no oían nada, prohibiendo todo, hasta llevar una chapa de tres colores en tu camiseta. Lo absurdo en todo su apogeo. Y ya no entendíamos nada.
Elegir dejar de hacer o hacer otra cosa se había convertido en un imposible,  dar un paseo era una garantizada caída por las escaleras y el daño nadie te lo iba a reparar, sin sanidad, ni educación, ni manos que agarrar, ni un algodón que ponerte en la herida.
Y a los de los veinte, esos que venían detrás, no sabemos  qué decirles, ya no somos un camino a seguir,  pues nos cerraron todas las puertas que a nuestros padres y abuelos tanto les costó abrir. El camino de piedras quedó y de líneas azules, pagar por avanzar, pagar por todo a base de lo que nos van quitando.
No nos sirve ese teatro impuesto, esos lujos que bien aliviarían a esa gente que tanto dicen quieren ayudar y que jamás se han asomado a ellas… Desde su dimensión no se ve la calle, esa que limpian para pasearse, para no tropezarse con el mundo real… Su rigor, nos lo pasamos por nuestra cultura y educación.

Y ahora nos toca a esas décadas unidas inventar nuevas puertas y no cerrar nuestras bocas…



No hay comentarios: