No están las mismas voces ni las mismas promesas,
no está hoy mi propia voz de hace un año.
Saco mi cuaderno de antaño, y me sonrío.
Y leo en esas líneas escritas en un tren destartalado,
que casi no recuerdo dónde nos llevaba...
siempre estábamos riendo y algo alterados por las emociones.
No terminé ni empecé mis días con una sonrisa...
como me hizo prometer (me).
Pero en cambio he reído más a lo largo de los días...
No he conseguido dejar de pensar tanto,
en cambio intenté pensar mejor,
pero tampoco lo he logrado.
No fui más paciente y mucho menos más tolerante,
y ni siquiera sabía que ni era una cosa, ni la otra...
agoté mis esfuerzos,
y me vencieron.
Pero me volví a reponer.
Seguí sufriendo por las cosas que no están a mi alcance,
intentaba pararme,
pero me entraba de nuevo el acelerón mental,
y olvidé todas mis promesas.
Tacho todos los propósitos,
y los reescribo de nuevo...
o los vuelvo a tachar.
Pero tal vez aprendí algo.
(despacio, despacio...)
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